Esta enfermedad gira en torno a la insulina, una hormona que transforma el azúcar, el almidón y otros alimentos en la energía que necesitamos día a día.
Cuando el cuerpo no la produce o no la utiliza eficazmente, se presenta la diabetes.
La razón precisa por la que surge este padecimiento es desconocida, pero hay algunos factores plenamente identificados que lo propician, desde aspectos genéticos hasta la obesidad y la falta de ejercicio.
Los síntomas de la diabetes suelen pasar desapercibidos hasta que la enfermedad se encuentra muy avanzada; entre más pronto se identifiquen, mayores probabilidades hay de controlarla.
Existen tres tipos de diabetes, que corresponden a distintas edades (la gestación la niñez y la juventud); sin embargo, todos ellos comparten los siguientes síntomas: orina frecuente, sed constante, hambre excesiva, pérdida de peso inexplicable, fatiga y debilidad, irritabilidad y visión borrosa. Si se presentan estos síntomas, se debe acudir al médico de inmediato.
La alimentación juega un papel muy importante para un paciente con diabetes. Aquí presentamos algunos alimentos recomendados para personas con este padecimiento o cualquier otra que desee prevenirlo, sin olvidar que siempre se debe contar con la supervisión de un médico especialista antes de comenzar con un plan de alimentación y nutrición:
Frijoles: son una excelente fuente de potasio y magnesio, además tienen un contenido alto de fibra, por lo que con media taza, cubren 1/3 de los requerimientos diarios y brindan la proteína equivalente a una onza de carne sin grasa.
Vegetales de hojas verdes: puedes comer muchas espinacas y coles, pues tienen pocas calorías e hidratos de carbono.
Frutas cítricas: come tus favoritas para obtener una dosis diaria de fibra soluble y vitamina C.
Tomates: no importa el tipo o el tamaño, son una excelente fuente de hierro, vitaminas C y vitamina E.
Pescados con gran nivel de Omega 3: evita consumirlos empanizados o muy fritos; puedes ingerir de 6 a 9 onzas por semana. Uno de los pescados preferidos es el salmón.
Granos enteros: te brindan la cantidad que necesitas de magnesio, cromo (que potencia la función de la insulina), ácido graso Omega 3 y ácido fólico. Consúmelos en lugar de los panes procesados.
Frutos secos: una onza puede cubrir tus requerimientos de grasas saludables; además calman el hambre entre comidas y aportan magnesio y fibra.
Leche y yogurt sin grasa: son una fuente importante de calcio para los huesos y los dientes; también aportan vitamina D.
Recuerda que no es necesario tomar suplementos para nutrirte, siempre y cuando lo hagas de forma natural.